Desde que el mundo es mundo, los mitos han formado parte de nuestras vidas. En cada rincón de la tierra, de boca en boca, se han propagado historias que, a veces, más que aclararnos las cosas, nos sumergen en un mar de dudas y confusiones. Y cuando se trata de la alimentación de nuestros pequeños, es como si entráramos en un laberinto del que parece imposible salir. Pero tranquilos, hoy vamos a desmontar uno de los mitos más comunes en nuestro país: el temido frijol y su cáscara.
A lo largo del tiempo, nos han dicho que la cáscara de los frijoles es el villano de la historia, que se pega en el intestino de nuestros bebés y puede causarles daño. Y sí, es natural que te preocupes. Por eso, hoy estamos aquí para analizar esto juntos y desenredar la maraña de mitos que rodean a las legumbres, ya sean frijoles, lentejas, habas, chícharos o garbanzos.
Empecemos por entender por qué el frijol, ese gran protagonista de nuestra cocina tradicional, es en realidad un héroe enmascarado en la alimentación de nuestros pequeños. ¿Sabías que este pequeño granito es una fuente rica de proteínas, ácido fólico y hierro? Desde los 6 meses de edad, tu bebé puede comenzar a disfrutar de estos beneficios. En mi propia experiencia, a partir de los 7 meses, he ofrecido frijolitos a mis pequeños sin ningún problema. ¡Además les encanta!
Ahora bien, es posible que hayas oído hablar de darle “caldito de frijol” al bebé, una recomendación que ha estado rondando en las conversaciones por años, impulsadas principalmente por las abueiltas o tías. Pero, vamos a detenernos ahí, ¿el caldo tiene todos los beneficios nutricionales que un frijol completo puede ofrecer? La respuesta es no. Por lo tanto, si quieres darle frijoles a tu bebé, dale el frijol completo.
Entonces, ¿por qué los frijoles tienen esa fama de causar… flatulencias? Resulta que los frijoles contienen algo llamado oligosacáridos, un tipo de carbohidrato que se digiere con dificultad en el intestino delgado y puede producir gases al llegar al colon. Pero esto no significa que la cáscara de frijol se pegue en el intestino de nuestros bebés.
Para demostrar que un bebé puede tener problemas graves debido a la cáscara de los frijoles, primero tendríamos que encontrar un bebito que lamentablemente perdiera la vida por esta situación y después encontrar que tiene el intestino lleno de cáscaras de frijol, lo cual es sumamente improbable. Además, el intestino está cubierto de mucosa, es decir, moco, lo que hace difícil que cualquier cosa se pegue allí.
Así que, después de desenmascarar este mito, pueden respirar tranquilos. La cáscara del frijol, de la lenteja, de las habas, no se va a pegar en los intestinos de tu bebé. Puedes ofrecerles estas legumbres sin miedo, incluso partidas a la mitad si así lo prefieres. Y recuerda, hay formas de preparar los frijoles para que produzcan menos gases, como remojarlos antes de cocinar. Si quieres profundizar más sobre este tema, chécate el video de Rompiendo Mitos en mi canal de YouTube donde hablo sobre este tema, dando clic aquí.
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